viernes, 23 de septiembre de 2011

Hoja de ruta

En las últimas sesiones estamos experimentando un nuevo aumento de la volatilidad en los mercados de valores. Por entendernos, un aumento del miedo o la incertidumbre sobre el futuro.

Este miedo está afectando a las bolsas pero también y de forma muy significativa, al mercado de crédito, es decir, a la renta fija. Se da la paradoja de que son muchos los inversores conservadores los que han buscado refugio en estos mercados y por tanto, los que más están sufriendo esta situación de pánico.

Dos cosas preocupan especialmente a los mercados:

1. Por un lado, la desaceleración de la actividad a nivel global, con el riesgo de recaída en recesión. Prácticamente todos los indicadores adelantados apuntan en la misma dirección, si bien la intensidad de caída no es igual en todas las áreas. Así, mientras la probabilidad de entrada en recesión es alta en Europa, en EE.UU. se mantiene la esperanza de evitarla, y en el resto del mundo todavía se habla de crecimientos robustos aunque menores que los estimados a principios de año.

2. Por otro lado, el segundo factor de incertidumbre presente en los mercados desde hace ya más de un año y por el que la situación europea es especialmente preocupante: se trata de la “crisis de la deuda soberana” o, por concretar el tema, de la más que probable suspensión de pagos de Grecia y el contagio que esta circunstancia podría producir en el resto de la Eurozona. Esta situación ha puesto en evidencia la importante exposición del sector bancario europeo, no sólo a Grecia, sino a otros países periféricos que han necesitado un rescate internacional o que son susceptibles de hacerlo. La consecuencia es el cierre de facto de las líneas de financiación habituales de los bancos y la necesidad de reducir balance, de capitalizar los mismos o ambos. En definitiva, restricción del crédito a empresas y familias a nivel local y por tanto más presión desde el punto de vista del ya de por si anémico crecimiento en Europa.

¿Por qué se ha deteriorado el sentimiento en la última semana?

Junto con el ya habitual “juego” político (lo resumo en “una decisión, 17 procedimientos para aprobarlo”, es decir, declaraciones en distintas direcciones desde distintos frentes), esta semana se han ido conociendo datos macro en la línea apuntada y se han constatado las dificultades de algunos bancos europeos en medio de llamadas de atención por parte de organismos internacionales (FMI) sobre la robustez del sistema en su conjunto.

Además, quizá lo más relevante, ha sido la “decepción” con las medidas adoptadas por la Reserva Federal para evitar la recesión en EE.UU. (no habrá tercera edición de medidas de relajación cuantitativa o "Quantitative Easing"). El motivo: dudas sobre el impacto de la medida y, sobre todo, constatación de que los Bancos Centrales tienen cada vez menos herramientas para hacer frente a los problemas económicos. En definitiva, pocas esperanzas de que estas medidas eviten la recesión y más dudas sobre el futuro. Como primera consecuencia, fortalecimiento del dólar al desaparecer el riesgo de inundación de dólares como en anteriores ediciones de QE.

Ante este escenario, los inversores han optado por una nueva salida de los mercados de renta variable y de renta fija corporativa, refugiándose en la deuda pública alemana y la americana, destino preferido de los temerosos.

¿Qué podemos esperar a corto plazo?


Hay que tener claro que ahora mismo es el miedo el que dirige el mercado. En esta situación cualquier decisión que se tome tiene el riesgo de ser cortoplacista y por tanto precipitada. En segundo lugar, muchos activos, sobre todo de renta fija, están sufriendo una distorsión en sus cotizaciones, influidos por la liquidez y no por aspectos fundamentales. En tercer lugar, la agenda política no tiene por qué coincidir con la económica o financiera, lo que puede prolongar esa opinión de “los políticos no hacen lo que tienen que hacer”, tan real como exagerada, que todos tenemos en la mente. La sensación de desánimo o frustración entre los inversores permanece.

La hoja de ruta que en Tressis nos hemos marcado, tiene los siguientes hitos:

  • Mucha volatilidad a corto plazo: los mercados probarán los mínimos recientes (agosto y septiembre) en los distintos mercados. Noticias puntuales (reunión G20, reunión BRIC, etc…) pueden ayudar a que aguanten.

  • Los datos macro en EE.UU. serán determinantes. A mayor riesgo de recesión, más presión en los mercados. Si se confirma: caídas adicionales en los índices USA del 10-20%. La intensidad dependerá de los resultados empresariales (empezamos la semana que viene…).

  • En Europa, el riesgo de caída es menor (¿otro 10%?) por haberse descontado ya un escenario MUY malo…pero no sé si el peor...

  • Atentos a los datos macro por un lado y al “tema griego” por otro. En este sentido, escenario preferido:

- Suspensión de pagos “ordenada” de Grecia con permanencia en el euro. Quita por determinar.
- Recapitalización del sector financiero con recursos públicos para minimizar el impacto de la anterior
- Políticas de consolidación fiscal en países periféricos y recuperación de estabilidad y credibilidad
- Avance hacia la Unión Fiscal en zona euro (eurobonos serán una consecuencia de la misma, no la causa)

Pasos a seguir:
  • Aumento de exposición a dólar en las carteras

  • Reducción de la Renta Variable en general. Lo que se queda es a través de fondos globales flexibles sin indexar. Todavía mantenemos algo de exposición a Emergentes por el crecimiento. Creemos que los recortes son por flujos (en busca de seguridad), no por fundamentales.

  • Apetito por crédito investment grade y HY a corto plazo, aguantamos la volatilidad.

  • NADA de bancos en cartera…en ninguna de sus formas

  • Fuerte exposición a liquidez